sábado, 26 de mayo de 2012

Soledad.

¿Nunca habéis sentido esa necesidad de huir? Huir del mundo, olvidarte de tu existencia o simplemente, desaparecer. 
La soledad. La soledad se apodera poco a poco de mí, se adueña de mi alma, de mis pensamientos...
Dicen que estamos hechos de los momentos, recuerdos y demás, pero yo ahora mismo, a pesar de haber vivido miles de momentos y tener miles de recuerdos, me siento vacía, muy vacía.
Tal vez es porque personas a las que tenía y sigo teniendo mucho aprecio, se han ido de mi vida. No han avisado, simplemente ellas han decidido abandonarme.
Suelen decir 'al mal tiempo, buena cara.' pero yo, desde pequeña, siempre he exteriorizado mis sentimientos y si estoy mal, lloro y si estoy bien, sonrío.
Dicen que el llorar en público, es de valientes. 
No creo tampoco que yo lo sea, porque si fuera valiente, tendría el valor de afrontar la situación y de plantar cara a todo esto. Pero no, yo me quedo con una sonrisa en la cara, como una idiota, y por dentro siento que poco a poco, la soledad me va comiendo, me va matando...
A veces, encuentras personas que te complementan, que te completan el poco hueco existente que hay dentro de tu cuerpo. 
La felicidad cuando estás con ellos se eleva al punto máximo y es entonces cuando crees, que incluso, puedes tocar el cielo.
Más tarde, se van, deciden irse y tú, no sabes si van a volver, y ahí es cuando empiezas a darte cuenta de lo muy importante que eran para ti aunque siempre lo hayas sabido.
No me gusta depender de una persona, aunque, los seres humanos somos muy dependientes. 
Somos más felices cuando tenemos a alguien con quien poder compartir lágrimas, sonrisas, risas, abrazos, momentos o en los casos del amor, besos, caricias, miradas de complicidad y muchas noches donde el tema de conversación es inacabable. 
Impotencia. Impotencia es la que siento yo al saber que estoy sola sin ti, y que aunque nos hayamos dado un tiempo, yo sigo aquí esperando sin saber si regresarás...

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